Todos los seres humanos somos creativos en algún grado. En
la actualidad se reconoce que la creatividad no está restringida únicamente a
seres excepcionales, y se encuentra como un potencial en cada persona sin
excepción.
Es un hecho, sin embargo, que la expresión de la creatividad no siempre ocurre de manera expedita, y con frecuencia nos encontramos con obstáculos que no logramos superar. Podemos hablar de bloqueos, barreras, amarras o inercias, lo concreto es que todas esas expresiones señalan la existencia de algún factor que se interpone para dificultar nuestra conducta creativa.
Los bloqueos pueden frenar la creatividad en forma total o
parcial, durante períodos de tiempo muy largos, en toda situación o sólo en
alguna de ellas, de modo que una tarea propia de la estimulación de la
creatividad consiste en identificarlos y buscar fórmulas para disolver su
presencia o atenuarla.
Los bloqueos básicamente pueden actuar tanto desde el plano intelectual como afectivo, o en nuestro ambiente, en los grupos y en la cultura, en forma de influencias restrictivas. Cuando la emoción está en su punto máximo, el intelecto estará probablemente en el mínimo. Las emociones muy intensas —tales como temor, amor, odio e ira— pueden cegarnos, hacernos “congelar”; pueden ser, y generalmente lo son, totalmente debilitadoras.
En la raíz de la mayoría de los bloqueos emocionales posiblemente esté la inseguridad, ya sea en el trabajo, ya en otros aspectos. De todas maneras y cualquiera que sea la causa, los efectos pueden ser tan dañinos como los ocasionados por los bloqueos perceptuales y culturales.
Los bloqueos básicamente pueden actuar tanto desde el plano intelectual como afectivo, o en nuestro ambiente, en los grupos y en la cultura, en forma de influencias restrictivas. Cuando la emoción está en su punto máximo, el intelecto estará probablemente en el mínimo. Las emociones muy intensas —tales como temor, amor, odio e ira— pueden cegarnos, hacernos “congelar”; pueden ser, y generalmente lo son, totalmente debilitadoras.
En la raíz de la mayoría de los bloqueos emocionales posiblemente esté la inseguridad, ya sea en el trabajo, ya en otros aspectos. De todas maneras y cualquiera que sea la causa, los efectos pueden ser tan dañinos como los ocasionados por los bloqueos perceptuales y culturales.
Los bloqueos creativos pueden ser de distinta naturaleza:
- Emocionales: Pueden ser originados por el miedo al ridículo o al fracaso, o simplemente por temor al juicio que los demás pueden hacer de nosotros. Están relacionados con una autocrítica personal negativa y aparecen con mucha frecuencia en personas con baja autoestima.
- Perceptivos: Hacen referencia a nuestra forma personal de percibir el mundo que nos rodea. Pueden ser ideas estereotipadas, alguna dificultad para aislar el problema, quizás limitamos en exceso el área del problema (visión de túnel), no somos capaces de ver más allá del planteamiento original, estamos saturados con el problema, no podemos adoptar otros puntos de vista o enfoques, o simplemente no estamos usando toda la información de que disponemos.
- Bloqueos culturales: Las normas sociales han sido creadas para decirnos cómo ver y pensar de una determinada forma. Así, los tabúes, las ideas políticas o religiosas, la polarización de ideas (infantil-maduro, masculino-femenino…), tomarse los problemas con demasiada seriedad o la resistencia al cambio pueden llevarnos a un bloqueo de la creatividad.
- Bloqueos ambientales: Es difícil concentrarse en una tarea creativa en un lugar en el que estemos incómodos o en el que se nos interrumpa constantemente; las críticas negativas y la falta de apoyo de los que nos rodean tampoco resultan de ayuda a la hora de generar ideas creativas.
- Bloqueos expresivos: Puede que estemos usando una técnica inadecuada para expresar una idea o quizás nuestra expresión (verbal, etc.) resulta imprecisa.
Además, existen una serie de trabas mentales que nosotros
mismos nos imponemos, como son pensamientos del tipo: “Me estoy equivocando”,
“tengo que ser práctico” , “qué vergüenza si me equivoco”, “para qué esforzarme
si de todos modos no va a salir bien”… Esta voz crítica interior confina
nuestro espíritu creativo dentro de los límites que juzgamos aceptables. Estos
pensamientos suelen ser automáticos y aparecen siempre como una especie de voz
de la conciencia que debemos y podemos aprender a reconocer para no tener en
cuenta su fuerza destructiva.
Una vez hemos detectado la naturaleza de nuestro bloqueo,
podremos empezar a poner en marcha diferentes técnicas que nos ayudarán a
lidiar con ellos.