domingo, 29 de diciembre de 2013

Tema 4 - Bloqueos creativos.

Todos los seres humanos somos creativos en algún grado. En la actualidad se reconoce que la creatividad no está restringida únicamente a seres excepcionales, y se encuentra como un potencial en cada persona sin excepción.

Es un hecho, sin embargo, que la expresión de la creatividad no siempre ocurre de manera expedita, y con frecuencia nos encontramos con obstáculos que no logramos superar. Podemos hablar de bloqueos, barreras, amarras o inercias, lo concreto es que todas esas expresiones señalan la existencia de algún factor que se interpone para dificultar nuestra conducta creativa.
Los bloqueos pueden frenar la creatividad en forma total o parcial, durante períodos de tiempo muy largos, en toda situación o sólo en alguna de ellas, de modo que una tarea propia de la estimulación de la creatividad consiste en identificarlos y buscar fórmulas para disolver su presencia o atenuarla.

Los bloqueos básicamente pueden actuar tanto desde el plano intelectual como afectivo, o en nuestro ambiente, en los grupos y en la cultura, en forma de influencias restrictivas. Cuando la emoción está en su punto máximo, el intelecto estará probablemente en el mínimo. Las emociones muy intensas —tales como temor, amor, odio e ira— pueden cegarnos, hacernos “congelar”; pueden ser, y generalmente lo son, totalmente debilitadoras.

En la raíz de la mayoría de los bloqueos emocionales posiblemente esté la inseguridad, ya sea en el trabajo, ya en otros aspectos. De todas maneras y cualquiera que sea la causa, los efectos pueden ser tan dañinos como los ocasionados por los bloqueos perceptuales y culturales.
Los bloqueos creativos pueden ser de distinta naturaleza:
  1.  Emocionales: Pueden ser originados por el miedo al ridículo o al fracaso, o simplemente por temor al juicio que los demás pueden hacer de nosotros. Están relacionados con una autocrítica personal negativa y aparecen con mucha frecuencia en personas con baja autoestima. 
  2. Perceptivos: Hacen referencia a nuestra forma personal de percibir el mundo que nos rodea. Pueden ser ideas estereotipadas, alguna dificultad para aislar el problema, quizás limitamos en exceso el área del problema (visión de túnel), no somos capaces de ver más allá del planteamiento original, estamos saturados con el problema, no podemos adoptar otros puntos de vista o enfoques, o simplemente no estamos usando toda la información de que disponemos. 
  3. Bloqueos culturales: Las normas sociales han sido creadas para decirnos cómo ver y pensar de una determinada forma. Así, los tabúes, las ideas políticas o religiosas, la polarización de ideas (infantil-maduro, masculino-femenino…), tomarse los problemas con demasiada seriedad o la resistencia al cambio pueden llevarnos a un bloqueo de la creatividad. 
  4. Bloqueos ambientales: Es difícil concentrarse en una tarea creativa en un lugar en el que estemos incómodos o en el que se nos interrumpa constantemente; las críticas negativas y la falta de apoyo de los que nos rodean tampoco resultan de ayuda a la hora de generar ideas creativas. 
  5. Bloqueos expresivos: Puede que estemos usando una técnica inadecuada para expresar una idea o quizás nuestra expresión (verbal, etc.) resulta imprecisa.

Además, existen una serie de trabas mentales que nosotros mismos nos imponemos, como son pensamientos del tipo: “Me estoy equivocando”, “tengo que ser práctico” , “qué vergüenza si me equivoco”, “para qué esforzarme si de todos modos no va a salir bien”… Esta voz crítica interior confina nuestro espíritu creativo dentro de los límites que juzgamos aceptables. Estos pensamientos suelen ser automáticos y aparecen siempre como una especie de voz de la conciencia que debemos y podemos aprender a reconocer para no tener en cuenta su fuerza destructiva.


Una vez hemos detectado la naturaleza de nuestro bloqueo, podremos empezar a poner en marcha diferentes técnicas que nos ayudarán a lidiar con ellos.

lunes, 23 de diciembre de 2013

Tema 2 - La mente creativa - 2.1. Pensamiento divergente Vs pensamiento lógico

         Nuestra mente funciona estableciendo relaciones, contactos, hipervínculos, y mantiene un peculiar equilibrio entre los elementos que relaciona, entre la fragmentación y la unidad. Se necesita de la interacción entre los dos hemisferios para que las partes tengan sentido de la totalidad. Se considera que la coherencia del resultado de cualquier proceso creativo se apoya precisamente en las pautas de relación que siguen las asociaciones de ideas y en su equilibrio y adecuación según un marco de proporciones que es la razón de unidad en la que se relacionan y armonizan los diferentes elementos o signos con los que construimos textos, mundos, símbolos, imágenes, representaciones…

         Guilford, en 1951, clasificó el pensamiento productivo en dos clases: convergente y divergente.

        El pensamiento convergente o lógico se mueve buscando una respuesta determinada o convencional, y encuentra una única solución a los problemas que, por lo general suelen ser conocidos. Está basado en que el individuo reconoce las relaciones comunes entre los objetos que maneja su mente. Es un principio que va aprendiendo mientras interactúa con el medio en el que se encuentra. Es un pensamiento analítico, ya que divide los razonamientos en varias partes; es racional, trabaja en base a las reglas que le da la lógica; y es secuencial debido a que sigue patrones lineales: va paso por paso.

        El pensamiento divergente o pensamiento lateral, en cambio, se mueve en varias direcciones en busca de la mejor solución para resolver problemas nuevos. Y para los que no tiene patrones de resolución, pudiéndose así dar una vasta cantidad de resoluciones apropiadas más que una única correcta. 



        El pensamiento lógico tiende a limitar al individuo, mientras que el divergente puede optar por tomar caminos ilimitados. Mientras que uno intenta resolver los problemas por vía directa, el otro “los observa”: identifica cualquier perspectiva desde la que poder resolverlo por mucho que se aleje de la idea central del mismo, pudiendo moverse entre ellas y, lo que es más importante, permite que podamos aportar nuestro toque de originalidad al asunto.

viernes, 20 de diciembre de 2013

Seis sombreros para pensar


Hoy voy a comentar un poco lo que hicimos el otro día en clase. Fue una práctica interesante en la que participamos todos los alumnos. Se trata de un ejercicio derivado del libro de Edward de Bono, Seis sombreros para pensar. El ejercicio sirve para identificarnos con la forma de ser que representa cada sombrero. Os explico brevemente lo que significa cada sombrero para que lo entendáis: 


Sombrero blanco: Imagine una computadora que da los hechos y las cifras que se le piden. Es neutral y objetiva. No hace interpretaciones ni da opiniones. Cuando usa el sombrero blanco, el pensador debería imitar la computadora. La persona que pide información debe enmarcar y precisar las preguntas a fin de obtener información o para completar vacíos de la información existente.

Sombrero negro: El pensar de sombrero negro se ocupa específicamente del juicio negativo. Señala lo que está mal, lo incorrecto y erróneo. Señala que algo no se acomoda a la experiencia o al conocimiento aceptado y por qué algo no va a funcionar. Señala los riesgos y peligros, señala las imperfecciones de un diseño.

- Sombrero rojo: El uso del sombrero rojo permite que el pensador diga: "Así me siento con respecto a este asunto". Legitimiza las emociones y los sentimientos como una parte importante del pensamiento. Hace visibles los sentimientos para que puedan convertirse en parte del mapa y también del sistema de valores que elige la ruta en el mapa.

Sombrero azul: Indica autoridad. El sombrero azul es el sombrero del control. El pensador del sombrero azul organiza el pensamiento mismo. Pensar con el sombrero azul es pensar acerca del pensamiento necesario para indagar el tema. El pensador de sombrero azul es como el director de orquesta. Es quien propone que llama al uso de los otros sombreros.

Sombrero amarillo: El pensamiento de sombrero amarillo es positivo y constructivo. El color amarillo simboliza el brillo del sol, la luminosidad y el optimismo. El pensamiento de sombrero amarillo se ocupa de la evaluación positiva del mismo modo que el pensamiento de sombrero negro se ocupa de la evaluación negativa.

Sombrero verde: El sombrero verde es para el pensamiento creativo. La persona que se lo pone va a usar el lenguaje del pensamiento creativo. Quienes se hallen a su alrededor, deben considerar el producto como un producto creativo. Idealmente, tanto el pensador como el oyente deberían usar sombreros verdes.

Sombrero morado: Este color lo añadió el profesor de su propia cosecha. Representa

Para realizar el ejercicio los alumnos de la clase tuvimos que llevar un sombrero de alguno de estos colores. Seleccionamos los que más nos gustaron y después se les propuso un tema, la posesión de armas en los domicilios. Cada uno de los alumnos elegidos, con la ayuda de otro compañeros con el sombrero del mismo color, tenían que defender este tema desde el punto de vista que indicaba el color de su sombrero.
la igualdad. Los participantes deben defender a los más débiles, pensar en la causa social que provoca el problema o conflicto.

Este es el aspecto de mis compañeros y profesor con los sombreros puestos.


jueves, 12 de diciembre de 2013

Idearium.

Un idearium son los principios, motivos o formas de ver la vida. Cada persona tiene el suyo, muchos coincidirán en ciertos aspectos, pero en otros cada persona es un mundo y somos muy diferentes. Otros, en cambio, luchan por encontrar su propio idearium. Yo estoy entre estos. Creo que todavía no he encontrado el camino en todos los aspectos de mi vida. Cada día me levanto con ganas de encontrarlo, por eso intento estar abierto a lo que me depare el día y aprovechar las oportunidades que se me presenten.

Ahora mismo me encuentro en un momento difícil de mi vida y hay una canción en específico que me da fuerzas para seguir hacia adelante: Turn the page - Metallica


lunes, 9 de diciembre de 2013

Colin Arthur

¡Hola a todos otro día más!
Hoy os voy a comentar una conferencia del experto en efectos especiales, Colin Arthur a la que asistí hace unos días. El evento se produjo en la Universidad Complutense de Madrid, en la facultad de C. C. de la Información. La iniciativa vino dada por unos compañeros seguidores del mundo de los efectos especiales y por lo tanto fans de Colin. Se enteraron de que iba a estar en Madrid promocionando el libro escrito por Víctor Matellanos, Colin Arthur. Criaturas, maquillajes y efectos especiales. Se acercaron a él y le preguntaron si podía acercarse a la universidad para darnos una charla con toda la confianza del mundo.
Así que vinieron los dos, él y Víctor. Cuando llegamos a la sala nos encontramos con que en el escenario había colocadas algunas maquetas y artilugios, ¡nos había traído las maquetas que utilizó para sus películas! Ya estando todos los asistentes sentados pero muy emocionados se pusieron ha hablar un poco de como se conocieron y escribieron el libro. Más tarde Colin empezó a contarnos sus proyectos pasados y cómo los afrontó. Fue ahí cuando nos quedamos todos callados y nos trasladamos hacia el pasado a los mundos fantásticos que el mismo creó o ayudó a crear.





Cómo hicieron La historia interminable. Resulta que el Comepiedras es la maqueta más pequeña que hicieron para esta película y es el personaje más grande de toda la película.




Nos enseñó la figura que tuvieron que recrear de Ben Kingsley para una de sus películas. O la mano de un extraterrestre o el dorso de un hombre por el que se salían sus vísceras.













Esta calavera es la muestra de que además de construir tenían que innovar. Es un sistema que crearon para la escena de Alíen en que se le derrite la cabeza al androide. Es un material que no se derrite, se le cubre de cera y dentro tiene una resistencia que calienta el material y hace derretir la cera.














Y por último, la gran sorpresa final. Se puso unos guantes de latex, pone encima de la mesa una caja de metal, cerrada a cal y canto con cerrojo y de dentro, envuelta en algodones, saca la última máscara que queda de El planeta de los simios. Nos sentimos unos afortunados al asistir al evento y poder apreciar de cerca una reliquia como esa.






Resultó ser una experiencia muy enriquecedora y que no olvidaré. Además de conocer a una maravillosa persona al que no le incomodan las preguntas ni contar las grandes experiencias que ha tenido en su vida.

sábado, 7 de diciembre de 2013

Bizcocho de yogurt

Una de las comidas que me gusta hacer es el bizcocho de yogurt. Es fácil de preparar, rápido y sobre todo está buenísimo. Además de que puedes añadir elementos que le dan un toque de creatividad y alegría.
La receta es:
- 1 Yogurt. (Puede ser del sabor que más te guste y dependiendo cuál elijas, podremos variar los añadidos que le echaremos al final. A partir de ahora utilizaremos el vaso del yogurt como medida).
- 2 medidas de azúcar.
- 2 1/2 medidas de harina.
- 1 sobre de levadura.
- 1 medida de aceite.
- 3 huevos.
Se bate todo hasta que no haya grumos en el recipiente.
Por último añadiremos otro ingrediente que nos guste y le de un toque más personal. Por ejemplo, si utilizamos yogurt de fresa unas virutitas de chocolate le dan un toque muy bueno. O si utilizamos yogurt de limón le añadiremos una limaduras de la cáscara de un limón.
Lo metemos al horno durante 40 minutos a 180º y listo para comer. ¡Qué aproveche!